El diezmo es una ley divina que ha existido desde la antigüedad. El profeta Abraham del Antiguo Testamento, pagó diezmos de todo lo que poseía (Génesis 14:20). El diezmo significa dar al Señor la décima parte de todos nuestros ingresos.
En Malaquías 3:8-12 dice: "¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa: y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos".
El pago del diezmos para los miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es una ley que se practica hoy en día.
Los miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días nos esforzamos por pagar un diezmo íntegro y lo vemos como una oportunidad para despojarnos del egoísmo y para contribuir al crecimiento de la Iglesia recibiendo al mismo tiempo las bendiciones que Dios nos promete.
James E. Faust dijo:
“Me siento agradecido por que el Señor consideró establecer nuevamente la ley del diezmo y las ofrendas entre Su pueblo. Cuando guardamos la ley del diezmo, las ventanas de los cielos se abren de par en par para nosotros, y recibimos grandes bendiciones cuando tenemos la fe para observar dicha ley”.
Los fondos del diezmo se utilizan para apoyar las actividades continuas de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, tales como la construcción y el mantenimiento de templos y centros de reuniones, llevar el Evangelio a todo el mundo, llevar a cabo la obra de los templos y de historia familiar y muchas otras actividades a escala mundial.
Entre las revelaciones recibidas por el primer Profeta de estos tiempos, José Smith, se encuentra registrada la siguiente en Doctrina y Convenios 64:23: "He aquí, el tiempo presente es llamado hoy hasta la venida del Hijo del Hombre; y en verdad, es un día de sacrificio y de requerir el diezmo de mi pueblo, porque el que es diezmado no será quemado en su venida".
El pagar un Diezmo requiere sacrificio, por lo que se necesita fe para ser obediente a esta ley. Al obedecerla se obtienen grandes bendiciones del Señor tanto espirituales como temporales. En Lucas 12:31 dice: “Buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas”.
Gordon B. Hinckley dijo en una oportunidad:
“Paguen sus diezmos para que sean dignos de las bendiciones del Señor. No les prometeré que se vayan a hacer ricos, pero les testifico que el Señor recompensa con generosidad, de una forma u otra, a los que guardan Sus mandamientos, y les aseguro que ningún asesor financiero al que acudan podrá prometerles lo que el Señor ha prometido: “Yo, el Señor, estoy obligado cuando hacéis lo que os digo; mas cuando no hacéis lo que os digo, ninguna promesa tenéis” (D. y C. 82:10). El Señor honra Sus convenios.
Al dar la décima parte de nuestros ingresos no estamos siendo generosos con Dios, sólo estamos devolviéndole parte de lo que le pertenece y que es requerido de nosotros por ley.
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